Según las recientes investigaciones realizadas, colocan a Sóndor como “ruina o centro arqueológico”, cuyo espacio físico ha sido construido para lidiar las guerras o batallas entre chancas e Incas, bajo el concepto de dominación o invasión entre pueblos o territorios.
Sin embargo, pocos sabemos que bajo las pirámides del Centro ceremonial de Sóndor, palpita la sabiduría milenaria de siempre, donde aún se escucha el verbo que resuena de los antiguos maestros del saber o “yachaq”, quiénes resplandecieron a las multitudes, enseñando a través de la filosofía, ciencia, arte, religión o mística, los principios del universo, el cosmos, la tierra, así como los principios de la vida del ser humano en el espacio infinito.
En este sentido, el Instituto de Educación Superior Pedagógico Público “José María Arguedas” de Andahuaylas, comprometido con la formación intercultural de nuestros estudiantes y coherente con el calendario agrofestivo, ganadero y religioso-ritual, donde el 21 de junio se celebra el solsticio de invierno o nacimiento del Padre Sol, tiene a bien de generar un espacio de encuentro cultural y pedagógico entre estudiantes y personal docente para analizar y reflexionar sobre este acontecimiento milenario e insertar como parte de investigación pedagógica intercultural y consigo el fortalecimiento de la identidad cultural de nuestros estudiantes.
Esta formación tiene por objetivo dar respuesta a dos premisas: por qué y para qué educar en distintos ámbitos, tanto personal y humanístico, entendiendo la realidad de su contexto cultural, identitario, y aquellos retos que se presenten a lo largo de su carrera. Del mismo modo, la formación profesional tiene como función brindar atención a la diversidad cultural y lingüístico. Dicho en otras palabras, enfocarse en el conocimiento y práctica vivencial en nuestra lengua y cultura y de contextos globales. Otro aspecto importante a desarrollar es la investigación docente, considerada como una modalidad de desarrollo profesional continuo que permite a los profesores identificar soluciones a problemáticas educativas situadas y reconfigurar sus esquemas y percepciones sobre su labor educativa y realidad socio cultural.
Sóndor ostenta una antigüedad de 2,000 años y concurrían en fechas claves del calendario agrícola, es decir en cada uno de los solsticios y equinoccios, en el cual desarrollaban una serie de fiestas rituales, así mismo se celebraba el reencuentro entre comunidades lejanas. El santuario es por tanto un centro ceremonial andino, en la que existe una alta concentración de energía de la tierra.
Según las investigaciones, desde hace aproximadamente 10.000 años atrás antes de Cristo, el sol ha sido venerado, eso se ve reflejado en las esculturas y escrituras a lo largo de la historia de la humanidad; es el respeto y su adoración. Lógicamente tiene sentido, el sol “aparece en la tierra, trayendo luz, calor y vida”. La denominación actual, Calendario Solar, tiene como referencia el ciclo que describe la Tierra alrededor del Sol. Ciertamente, las antiguas culturas, entendían perfectamente que, sin el Sol, las cosechas no crecerían y que no sobreviviría la vida sobre el planeta.
Centrándonos en los fundamentos para la adoración al Astro Rey –Sol o tayta inti en quechua, el solsticio de invierno en el hemisferio sur, entre 20 y 23 de junio según la rotación de la tierra, corresponde en que la posición del Sol en el cielo se encuentra a su mayor distancia angular al otro extremo del plano ecuatorial del observador. Precisamente, es esta fecha que representa el comienzo del nuevo año. Se trata del día más corto y las noches más larga del año, luego de esta noche los días se empiezan a alargar lentamente, lo que significa que la tierra se prepara nuevamente para el cultivo. Una renovación del ciclo agrícola sujeta a una nueva recorrida del sol.
Es la celebración de año nuevo andino, que tiene una relación directa con el Solsticio de Invierno: El 21 de junio, que se celebra el Musuq Wata o Inti Raymi (en quechua), Machaq Mara (en aymara), Huata Mosoq (en kolla), We Tripantu (en mapuches). Es una fiesta que incluye un rito ceremonial conocido como “Wilka Kuti, musuq wata”, el regreso del Padre Sol. Son momentos de fiesta y ofrendas en agradecimiento a la Madre Tierra y al Sol, la Pachamama y el Tayta Inti, porque nos dan el agua, las semillas, los bosques y el calor para conservarlos y reproducirlos. Para esto es necesario entender, los estudios acerca de la filosofía andina, y que va relacionado al comportamiento de la naturaleza, el tiempo y el espacio donde el hombre, es el núcleo dinámico, para mantener el equilibrio armonioso de tres mundos: Hanan Pacha (mundo de arriba, celestial o supra terrenal), Kay Pacha (el mundo del presente y de aquí) y Uku Pacha (mundo de abajo o mundo de los muertos). Todo en el universo está relacionado para configurar los ciclos de vida: tiempo de siembra, tiempo de cosecha. Estos ciclos poseen una relación de reciprocidad entre los seres de la naturaleza y las personas como parte de ella.
Particularmente, en las regiones como Puno, Cusco, Apurímac, por motivo del año nuevo andino, se conmemora con actos rituales y actividades culturales. En los últimos años se viene realizando visitas vivenciales para la celebración al centro ceremonial de Sóndor, iniciando en la madrugada, desde las 4am aproximadamente, donde se realiza la ofrenda al Sol, es una ceremonia de bienvenida a los primeros rayos solares. La forma como se presentan las ofrendas, tiene un profundo significado sobre el futuro de la producción agrícola en la siguiente campaña de siembra y cosecha.
Lic; A. Gustavo Arohuillca Huamán
Docente de IESPP – Andahuaylas